Este articulo salió en La Nación el 28 de febrero 2016.

En toda el área de cobertura del Hospital de San Ramón –cinco cantones hace 40 años– el doctor Juan Guillermo Ortiz Guier logró involucrar a la población en la lucha por la calidad de la salud y el bienestar comunal y reducir considerablemente la mortalidad materno-infantil.

Con la participación de la comunidad se generaron 161 puestos de salud en las casas y los centros comunales, y se formaron otras tantas “enfermeritas” para atenderlos.

Se elaboró un censo permanente de salud en cada comunidad y sus resultados guiaron el trabajo de los médicos y de los comités de salud locales. El hospital potenció su trabajo con la organización y recursos de las comunidades alcanzando metas de salud inéditas, que le valieron varios premios internacionales y múltiples invitaciones de varios continentes para compartir su experiencia.

El éxito del “hospital sin paredes”, como se le llamó, fue incorporar a la comunidad. Esta incorporación se pretendió rescatar, en el texto de la reforma al sector salud y la creación de los Ebáis en la década de los 90.

Lamentablemente, la participación de la comunidad se quedó en el papel y, fuera de muy pocos casos aislados, esta fue sustituida por una costosa estructura administrativa que no tiene los alcances y posibilidades que brindaba la participación comunal.

Ahora, frente al zika, en vez de volver a ver atrás y recuperar la experiencia del “hospital sin paredes” se propone, como remedio, castigos para los ciudadanos que no eliminen los criaderos de mosquitos en sus casas, como si el problema fuera solo de egos individuales a los que hay que recetarles fuete, y no de dinámicas y sinergias sociales positivas.

Desde luego que siempre habrá casos de rebeldes, empezando por los municipios que por falta de alcantarillas tienen charcos en las calles, pero la solución está en retomar el modelo del “hospital sin paredes” de inmediato, empezando por el área que cubría.

Ahí se encuentra gente muy valiosa con experiencia y manejo del método que puede reconstruir el modelo y, posteriormente, ayudar a compartirlo con el resto del país.

Pienso que esta es una prioridad nacional, y la aparición del zika es una oportunidad que no hay que perder, sino empezar de inmediato por el ajuste de algunos Ebáis al método del “hospital sin paredes” para reaglutinar la experiencia y, sobre todo, formar a gente joven que sea capaz, posteriormente, de llevar el sistema al resto del país.

Costa Rica tiene todas las condiciones para dar este salto cualitativo, las autoridades del Ministerio de Salud y de la CCSS, al menos formalmente, están de acuerdo con el método, quizás sea necesario un decreto que facilite el proceso y permita canalizar recursos, pero no hay que esperar que las cosas se agraven para tomar decisiones en caminos abiertos con tesón y talento por el benemérito de la patria Dr. Juan Guillermo Ortiz Guier.

El autor es sociólogo.