Miguel Sobrado
El 1 de setiembre La Nación destacó la noticia del desempleo y la pobreza en la Región Brunca. En 2006 en dos seminarios promovidos por el movimiento cooperativo regional y organizado por la Universidad Nacional. En estas actividades, con amplia participación regional, se perfiló el proyecto Germinadora fundamentado en una metodología probada en ex zonas bananeras de Costa Rica y Honduras y en el desarrollo comunal en otros países del continente y Sur África, como la mejor opción para incrementar los ingresos y generar empleo en la región, de acuerdo a las condiciones locales. Este proyecto, en el que participaron como invitados, además de las cooperativas, delegados institucionales regionales, preveía la formación de un destacamento de 42 formadores, para capacitar masivamente en organización y promover la formación de empresas a la poblaciones vulnerables de Golfito, Corredores, Osa, Coto Brus y Buenos Aires. Una vez elaborado se presentó en 2007 a la Junta de Desarrollo del Sur (JUDESUR) para su financiamiento. Ahí estuvo hasta finales del 2009, cuando fue retomado y aprobado el financiamiento de la primera fase de formación de formadores. El proyecto fue impulsado con interés por el Dr. Fernando Marín entonces ministro de bienestar social para su ejecución. Se creó un convenio interinstitucional con el Movimiento Cooperativo, la UNA y el INA, entre otros. Este proyecto fue declarado de interés público por la entonces presidente de la república, doña Laura Chinchilla y se iniciaron los primeros Laboratorios Organizacionales en los cantones. Una limitación del proyecto, derivada de la organización como archipiélago del aparato institucional, fue la carencia de una instancia operativa regional, aparte de que JUDEDUR, en ese entonces, dejó su ejecución en manos de las instituciones nacionales.
Entre 2010 y 2014, a pesar de esa limitación, pasaron en 8 Laboratorios Organizacionales, por cursos pre-profesionales casi 3000 personas de la región y cerca de 900 personas o grupos elaboraron ante proyectos para formar emprendimientos.
A finales del 2013, a instancias del Dr. Marín se realizó por parte de Mideplan y GiZ una evaluación concurrente. Los resultados fueron muy satisfactorios en cuanto al método aplicado por el entusiasmo y la participación de las comunidades en el proyecto. Tan es así que sugieren, por su eficacia utilizarlo en un proyecto país. No obstante estas virtudes, recomiendan suspender la capacitación masiva por falta de seguimiento institucional y concentrar los esfuerzos en el seguimiento de los proyectos formados hasta entonces. Una solución muy tica que evadía plantear el problema del archipiélago institucional y su falta de instancias operativas descentralizadas.
En el 2015 un nuevo gobierno interviene JUDESUR y el ministro de Trabajo Morales Mora retoma el seguimiento con un nuevo convenio inter institucional con Infocoop la UNA y Judesur, esta vez con financiamiento de JUDESUR para los emprendedores a través de los Grupos de Acción Territorial (GAT). En la nueva fase se recuperan cerca de 600 proyectos y se inicia la realización de Seminarios de Área Económica (SAE) por zonas. Estos seminarios se orientaron a actualizar los proyectos, conjuntamente con las organizaciones locales, cámaras, asociaciones y gobiernos locales, consolidando y empotrando a los emprendedores locales con su medio. Este trabajo, realizado de forma coordinada con los Grupos de Acción Territorial de JUDESUR, logró que estuvieran en marcha 2018 más de 200 empresas locales. Los resultados serían mucho mayores si no se hubiera suspendido en 2017, al calor de la intervención de Infocoop, sin mediar ninguna evaluación, por parte del entonces viceministro de Trabajo, la participación de esa institución en la realización de los exitosos, por organizar e integrar a los emprendedores con su comunidad, los seminarios mencionados. Adicionalmente afectó reducción de ingresos de JUDESUR, para continuar con el financiamiento.
Cabe destacar que en este proceso se formaron cuadros formadores de gran calidad en organización y capacitación de adultos, suficientes para movilizar la organización local, multiplicando por diez los perfiles de proyectos y la capacitación en cursos pre profesionales. Lamentablemente solo se pudieron aprovechar poco menos de un quinto del personal formado, debido a la desarticulación institucional y a la falta de recursos propios del proyecto.
La evaluación de Mideplan en vez de centrarse, como debía ser, en el problema de desarticulación institucional y proponer reformas, solicitó suspender la capacitación masiva por temor al descontento. Esto es suspender la formación de proyectos con propuestas concretas y de fuerzas locales capaces de impulsar la descentralización y la democratización institucional. En otras palabras hicieron lo del avestruz, esconder la cabeza para no ver el verdadero problema.
El próximo 16 de octubre a la 9 am se presentará en el Museo de Jade la producción con junta del SINART y la UNA de 30 minutos de duración, que presenta algunos productos alcanzados por el proyecto, que pueden ser retomados con fuerza por organizaciones locales como los Gat, especialmente el sur alto, que ha venido desarrollando una interesante metodología de acompañamiento, que se perfila como promisora.
Es una buena oportunidad para que, por una parte, se valoren los alcances de un trabajo, basado en la autonomía y educación de adultos que incorpora y dinamiza como sujetos a la población en condiciones de pobreza y por otra se perfile la indispensable articulación institucional. Podemos responder a la pregunta inicial tomando a Uruguay como referencia. Este país, con otra estructura institucional, que en 2004 tenía los mismos indicadores de pobreza que Costa Rica erradicó a la pobreza extrema de su territorio y redujo la pobreza a un 7% en 10 años. Aquí también con descentralización y con los mismos recursos eso sí con evaluación y la participación de las comunidades, erradicar la pobreza extrema y reducir al mínimo la pobreza en general. Solo hay que cambiar el paradigma de política social y organización institucional.