El pasado 25 de marzo murió a sus 88 años Clodomir Santos de Morais, en su natal Santa María da Vitoria, en el Estado de Bahía, Brasil. Se trata de un latinoamericano fuera de serie, que como científico social y político logró integrar dimensiones y habilidades inusuales, que han permitido rescatar a los desocupados y pobres y empoderarlos.

Clodomir partía de que las personas están configuradas organizacionalmente por el medio, pero no determinadas, y que estas pueden cambiar y reconfigurarse a través de la actividad organizada, donde adquieren poder para transformar su medio.

Diseñó el Laboratorio Organizacional (LO) como eje de la metodología de capacitación masiva. Esta metodología la aplicó inicialmente en Centroamérica, en la década de los setenta, dentro de un clima de efervescencia y conflicto agrario, y marcó el inicio de su vida profesional.

De esta actividad se destaca, en Panamá, el laboratorio de los mil jóvenes que participaron en la reorganización territorial y la reforma agraria impulsada por el general Torrijos.

En Costa Rica, facilitó el surgimiento de las cooperativas agrícolas de autogestión con Coopesilencio a la cabeza, y le dio sentido sociológico dentro de la política agraria a todo tipo de empresas asociativas y familiares.

Gracias a una alianza tácita entre la Federación Nacional Campesina; el ITCO, bajo la gerencia de Teodoro Quirós; y el IMAS, bajo la dirección del Pbro. Armando Alfaro, con apoyo universitario, se pudo aliviar la presión que había sobre la tierra, que en ese entonces era particularmente fuerte.

Se había agotado la frontera agrícola para la colonización y los fuertes desplazamientos de mano de obra, causados por la mecanización y la llamada revolución verde, generaban desempleo masivo.

En Honduras dirigió, como funcionario de la FAO, el proceso de reforma agraria del 73 al 76, en el cual pasaron 20.000 personas por laboratorios organizacionales y se formaron 1.063 empresas de las cuales aún subsisten varios centenares, entre ellas, las federaciones Hondupalma y Cooapalma con miles de hectáreas, aviones e instalaciones de procesado industrial. Honduras se ahorró así una guerra agraria como la de los otros países de la región.

Trabajo en Brasil. A su nativo Brasil pudo regresar después del fin de la dictadura y fundó, con respaldo de la Universidad de Brasilia, el Instituto de Apoyo a los Países del Tercer Mundo. Desde esta plataforma, en menos de una década, la capacitación se desarrolló en 17 de los 23 estados.

En una reunión de evaluación de la política social convocada en el 2001 por la Dra. Ruth de Cardoso, esposa del entonces presidente Fernando Henrique Cardoso, en la que había beneficiarios de los 17 estados donde se aplicó la metodología, ella, dirigiéndose a Clodomir, dijo: “Profesor de Morais, cuando inicié la evaluación de este programa pensé que era un modus vivendi más de algún profesional, de los que abundan en nuestro país, pero viendo los resultados obtenidos en todos los estados debo decirle que es la única metodología que empodera a la gente y le permite sacar adelante sus proyectos”. Lamentablemente para doña Ruth ya se acercaba el fin del gobierno que representaba.

En São Paulo, la Secretaria de Trabajo, bajo la dirección de Walter Barelli, desarrolló el Programa de Autoempleo (PAE) con grandes éxitos.

Beneficio en otras tierras. En México también ha habido grandes experiencias en el ámbito municipal y local, especialmente en la Secretaría de Trabajo del Distrito Federal, y ha llegado a reducirse la tasa de crecimiento del desempleo gracias a la capacitación de miles de personas. Lamentablemente, tanto en São Paulo como en el Distrito Federal las experiencias se han visto truncadas por los cambios de gobierno.

Como en nuestros países no existe rendición de cuentas y el aparato público es visto por los políticos como parte del botín donde se coloca a las clientelas, los cuadros técnicos experimentados fueron desplazados por pegabanderas y amigotes electorales.

En varios países de África, como se describe en el libro “Un futuro para los excluidos”, se ha utilizado el método, inicialmente impulsado por Clodomir y, posteriormente, retomado por el Instituto Seriti, especialmente en África del Sur, con resultados destacados como puede apreciarse en su página en Internet.

En Europa se impulsó inicialmente en Portugal, por parte de Clodomir en 1979, la formación de los técnicos del Instituto Cooperativo Antonio Sergio, que dieron auge al movimiento cooperativo de ese país en la era pos-Salazarista.

Reconocimiento. Tomando en cuenta estos logros, los rectores de las universidades centroamericanas aglutinados en el Csuca nominaron a Clodomir Santos de Morais, en el año 2000, candidato al Premio Nobel Alternativo. Muchos académicos del continente y de Europa se agregaron a esta nominación que, lamentablemente, no fructificó. En el 2008, el entonces presidente de Brasil Lula da Silva le otorgó a Clodomir el Premio Nacional de los Derechos Humanos por sus logros en la superación de la pobreza.

La importancia de la metodología ha seguido creciendo en un mundo donde el desempleo aumenta en todas partes. El año pasado se realizó el primer laboratorio en suelo inglés, en la comunidad de Luton, organizado por Marsh Farm Outreach, con resultados destacados.

Los resultados positivos de la metodología y la creciente presión social han estimulado a la organización holandesa Kwanda Amsterdam a realizar y promover nuevos laboratorios en Europa y África.

Como se puede apreciar de esta enumeración de los hechos más destacados de la actividad académica de Clodomir, se trata de un científico gestor de cambios y transformaciones con gran potencial cada vez más necesario en el ámbito mundial.

No espero reacciones de los políticos esclavos de una institucionalidad vertical y clientelista que niega la esencia de la autonomía. Quiero llamar la atención de la sociedad civil y de la academia, especialmente latinoamericana, que si bien conoce el “rito” o “técnica” no ha realizado suficientes esfuerzos por penetrar en la esencia epistemológica y en la naturaleza del método.