De las calidades personales excepcionales de don Jorge Manuel Dengo se ha escrito bastante, aunque no suficiente, pensando en aprender de su experiencia. Para valorar sus calidades y poder aprender de las relaciones sociales que lo formaron, conviene aportar algunos elementos más para ubicarlo en su tiempo y contexto sociopolítico.

Don Jorge Manuel era hijo de don Omar Dengo, eminente educador, cuyo nombre por su calidad educativa y sus luchas cívicas contra el monopolio eléctrico y en pro de la soberanía y el desarrollo nacional, ostenta hoy orgullosamente el campus universitario central de la Universidad Nacional. De don Omar recibe el compromiso con su patria y el señorío educativo caracterizado por el respeto hacia las personas y el conocimiento científico. De su abuelo la innovación y creatividad empresarial.

Nueva visión. El aporte de su familia se acrecienta y consolida con el clima intelectual imperante entonces, ante las crisis que vivía el mundo y el país de la entre guerras mundiales. El magisterio de entonces proactivo cívicamente generó las tertulias de pensamiento lideradas, principalmente por Omar Dengo, García Monge, Carmen Lyra y Brenes Mesén.

En este contexto, se gestan nuevos proyectos nacionales centrados, por una parte, en la justicia social y, por otra, en el papel activo del Estado como regulador de los monopolios, promotor de la generación eléctrica y la diversificación de la vida económica nacional. Una expresión de esta visión es el trabajo de Rodrigo Facio, contemporáneo y amigo de Jorge Manuel Dengo, “Estudio sobre economía costarricense”. Dentro de este contexto, la generación de energía eléctrica, capaz de abastecer las necesidades de un desarrollo alternativo, se convierte en un requisito esencial para el progreso del país, tarea a la que don Jorge Manuel dedica gran parte de su esfuerzo vital.

Pero la nueva visión de país no es solo sobre el tipo de organización y participación del Estado, sino también sobre la forma de gestión y responsabilidad de los funcionarios públicos. Desde esta visión se percibe al Estado como la empresa de todos, a la que se debe controlar y servir con eficiencia y calidad, en contraposición al Estado oligárquico, cuya ideología liberal había quebrado ideológicamente después de la gran depresión, donde florecía un individualismo acérrimo y la corrupción. Congruente con esa concepción institucional, encontramos en él una capacidad de liderazgo y gestión pública inductiva, derivada de su visión de empresa pública y de educador innato de adultos, que estimula la participación de los directivos y equipos a su mando.

Sintetizando el contexto, sin pretender ser exhaustivos, nos encontramos varias dimensiones entrelazadas: a) Valores familiares, innovadores, creativos, valientes y solidarios, caracterizados por la humildad y el respeto al prójimo. b) Compromiso activo militante con una visión de país que se encontraba en crisis a principios de los cuarenta. c) Un clima cívico generado por sectores importantes de la intelectualidad ligada al pensamiento latinoamericano y mundial. d) Una concepción de institución pública como empresa a la que había que servir y rendir cuentas por resultados. e) Una forma de gestión basada en el conocimiento de la realidad y en la participación y crecimiento de los equipos técnicos y de gestión. f) Un liderazgo humilde basado en la autoridad del conocimiento y capacidad de gestión no en la posición formal.

Humildad y liderazgo. Don Jorge Manuel era de baja estatura física, tenía un comportamiento humilde y respetuoso, hablaba pausado y en un tono bajo. No obstante, su presencia y criterio gozaban de gran autoridad. Estableció un tipo de liderazgo que debe ser objeto de estudio en las escuelas de administración nacionales tanto como modelo para la administración pública, como para la empresa cooperativa donde la riqueza depende de la capacidad técnica y de gestión de sus equipos humanos.

Pienso que para la academia es importante dedicar recursos a estudiar esta gran experiencia de gestión nacional, y no limitarse a traer los bestsellers de liderazgo internacional. Recordar que las mejores prácticas de gestión pública florecen en condiciones sociales estimulantes, donde existe una visión de país definida y una misión de la institución en ese contexto. Que la concepción de liderazgo, cuando se carece de visión y compromiso basada en el individualismo narcisista de los “ganadores” que considera a los demás como “perdedores” o gente limitada que deben someterse a lo que el líder manda, propio de otras formas empresariales en proceso de decadencia, no educa cívicamente, no forma equipos de gestión ni conduce al bienestar público. Además, corresponde a formas organizacionales cada vez más obsoletas.